El 23 de Marzo de 2014, nos dejó el líder que cambió la historia de España, el primer presidente democrático (1976-1981), hombre apasionado por la política. Adolfo Suárez González fue un gran político, de simpatía arrolladora y mirada firme, con una oratoria que agradaba a todos y que lo hacia cercano. Instauró las bases de la democracia constitucional que conocemos hoy, dejando atrás el régimen dictatorial.
Es uno de los pocos hombres que son llamados dejar huella en la historia de un país, huella que hoy sigue viva. Se marchó, pero dejó un legado y una labor viva, continua y vibrante. Luchó por sus valores, valores que no eran suyos, sino para todos españoles por la concordia de España, siendo protagonista de un relato de libertad.
Son muchos los logros que acumuló a lo largo de su vida entregada a su país. Padre de la democracia y forjador en plena cooperación y sintonía con el Rey don Juan Carlos, del país libre y actual que tenemos hoy. Abrió las puertas de España a Europa y le devolvió el curso de su historia.
Adolfo Suárez, hombre dialogador, campechano, cercano y amigable, que logró que el país fuera una plataforma en la que cada ciudadano escribiera su futuro.
Descansa junto a su mujer Amparo Illana, en la S.A.I Catedral del Salvador, en la parte del claustro donde el silencio y los rayos de sol recuerdan que allí yace el hombre que logró la concordia del país.
“La concordia fue posible”
Es el epitafio que acompaña a la tumba del padre de la democracia, Adolfo Suárez.
Tumba de Claudio Sánchez-Albornoz.
Claudio Sánchez-Albornoz y Menduiña (Madrid, 7 de abril de 1893 – Ávila, 8 de julio de 1984) fue un historiador y político español, ministro durante la Segunda República y presidente de su Gobierno en el exilio entre 1962 y 1971. Sus restos yacen también en el claustro de esta Catedral.
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